Más Dermatología, n.º 32

COVID-19, piel y estrés editorial COVID-19 La enfermedad por coronavirus de 2019 o COVID-19 (por el acrónimo en inglés de: co rona vi rus d isease-20 19 ) es el nombre de la enfermedad que ha asolado el mundo en los últimos meses. Su presencia ha supuesto la aparición de una situación absoluta- mente nueva para todos los humanos. Desde el propio virus hasta la reper- cusión social, económica y emocio- nal que ha producido y todavía pro- duce todo es novedoso. El escenario más parecido al actual fue el que se originó con la gripe de 1918, en el que murieron, según algunas referencias, cerca de 40 millones de personas. Pero eran otros tiempos. Y otro virus. Sabemos que taxonómicamente el SARS-CoV-2 es un coronavirus, géne- ro del que ya tuvimos noticias en el año 2003, con el SARS-CoV, causan- te del síndrome respiratorio agudo grave o SARS (por las siglas en inglés de: severe acute respiratory syndrome ), y en el año 2012 con el virus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio o MERS (por las siglas en inglés de: Middle East respiratory syndrome ). El SARS-CoV-2 se detecta como nue- va infección en el mundo en noviem- bre de 2019, y el 13 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declara el estado de pandemia. Su extensión y contagiosidad es rapidí- sima. Desde entonces, hemos aprendido que todavía sabemos muy poco sobre la enfermedad. Aún así, hemos ido incorporando —y todavía lo hacemos día a día— nuevos conocimientos y nuevas controversias que van ilumi- nando el camino del éxito. Por ejem- plo, sabemos que, en los casos graves, se produce una inflamación —endo- telitis, desregulación inmunitaria pri- maria y secundaria— que descarga una tormenta de citocinas nefasta. Son miles y miles —difícil y triste aven- turar un número— las personas que han fallecido. PIEL Saber si la piel está implicada en este cuadro sistémico con unas manifes- taciones propias ha sido uno de los temas discutidos por los dermatólo- gos con mayor eficiencia y unidad. La reciente publicación española 1 ha puesto de manifiesto cinco patrones clínicos: 1) Acral, similar a la pernio- sis. 2) Vesiculoso, que recuerda a la varicela. 3) Urticariforme. 4) Maculo- papuloso, generalizado. 5) Livedoide, con necrosis. Cada uno de estos patro- nes, que seguramente habrá que per- filar con más datos, implica una ayu- da diagnóstica y una sugerencia pronóstica interesante. Sin embargo, hoy por hoy, carecemos de vacuna y de tratamiento eficaz y seguro. Solo podemos intentar prevenir el conta- gio. Para ello, además de las medidas de prevención genéricas individua- les —mascarilla, lavado de manos, des- infección de enseres, distanciamien- Elena González-Guerra Médico adjunto del Servicio de Dermatología. Hospital Universitario Clínico San Carlos. Madrid. Profesora asociada de Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología (Ciencias de la Salud). Departamento de Medicina. Universidad Complutense de Madrid. Directora del Máster en Dermofarmacia y Formulación Cosmética. Universidad Internacional de la Rioja (UNIR). Víctor Vidal Lacosta Profesor del Área Biomédica. Inspector médico INSS-especialista en Medicina del Trabajo. Madrid. Más Dermatol. 2020;32:3-4 doi:10.5538/1887-5181.2020.32.3 3

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