Más Dermatología, n.º 33

editorial Más Dermatol. 2021;33:3-4 doi:10.5538/1887-5181.2021.33.3 3 A pesar de que nos parezca que ha pasado una eternidad, hace tan solo nueve meses desde que la pandemia de la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19) detuviera el mundo, de forma brusca, inesperada y cruel. Ha sido difícil asumir la rea- lidad de un impacto nunca visto en la era moderna a nivel social, laboral, económico… y, por supuesto, sanita- rio. Los países fueron incapaces de dar respuesta a una crisis que ha des- vestido gran parte de las teóricas for- talezas de nuestro sistema sanitario, que, en los primeros momentos, solo pudo afrontar la situación mediante el esfuerzo de sus profesionales, ex- puestos a un virus desconocido sin la protección personal ni la capacidad diagnóstica mínimas. Tan solo dos semanas antes de que se estableciera en España la orden de confinamiento como medida extrema para intentar controlar la situación, la dermatología mantenía su actividad asistencial y académica habituales, observando con escepticismo, incre- dulidad y —ahora lo sabemos— en- gañosa tranquilidad las noticias que llegaban de los países asiáticos. En pocos días, pasamos a la interrupción fulminante de nuestro trabajo, y al aislamiento y desconexión del resto de especialidades médicas. Es razona- ble admitir que nuestra especialidad no era esencial en estos momentos iniciales de crisis, salvo por la impli- cación personal de muchos compa­ ñeros que fueron derivados a la asis- tencia directa de los pacientes con COVID. Así que el nivel de excelencia alcan- zado por la dermatología en los últi- mos años se esfumó de pronto (mejor, se puso en hibernación temporal), al igual de nuestra capacidad para co- nectar con los pacientes. Salvo excep- ciones locales que nos deben servir de ejemplo, constatamos nuestra in- capacidad para improvisar canales eficaces de asistencia no presencial, que son y serán parte importante de nuestra actividad, pero que hasta hace unos meses nos parecían innecesa- rios, reconozcámoslo. Nada más artificial que atender a distancia a pa- cientes con lesiones cutáneas, espe- cialmente, sin los medios técnicos adecuados. Si hay un campo de nuestra espe- cialidad en el que el conocimiento ha crecido exponencialmente en los úl- timos años, es el manejo de la psoria- sis. El mayor avance ha sido su valora- ción holística como enfermedad inflamatoria sistémica, que controla- mos con fármacos cada vez más espe- cíficos y seguros. El tratamiento ya nos parecía una barrera salvada, y los de- bates candentes hasta hace unos me- ses pasaron a centrarse en cuestiones de gran calado, como la intervención precoz y la modificación de la evolu- ción natural de la enfermedad, o el manejo de la comorbilidad asociada. Y todo ello junto a la eterna cuestión de la eficiencia y la sostenibilidad de la financiación de estos avances. Psoriasis en tiempos de COVID-19 Pedro Herranz Pinto Jefe del Servicio de Dermatología. Hospital Universitario La Paz. Madrid. Profesor asociado de Dermatología. Universidad Autónoma de Madrid.

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