Más Dermatología, n.º 41

Más Dermatol. 2023;41:15-17 doi:10.5538/1887-5181.2023.41.15 17 LA ENTREVISTA AL EXPERTO Raúl de Lucas Laguna: la dermatología pediátrica en 2022 masificadas de dermatología, donde no había ni tiempo ni espacio adecuado para poder enfrentarse a una cura de varias horas, a tomas muy complejas de decisiones, pero, sobre todo, acompañar a mis pacientes. Hemos luchado por y para la epidermólisis ampollosa. Hemos conseguido financiación universal de los materiales de curas; con el Real Decreto de 2015, trabajamos duro junto con DEBRA. Somos CSUR desde 2017 y, cada vez, somos más profesionales dedicados a la epidermólisis ampollosa. Hemos realizado varios ensayos clínicos. Uno de ellos ha posibilitado la comercialización del primer tratamiento tópico indicado en la epidermólisis ampollosa: el oleogel S-10. Somos promotores del primer ensayo clínico español con terapia celular para la epidermólisis ampollosa, gracias a una beca FIS. Pero, sobre todo, destacaría a mi equipo: dermatólogos, enfermeras, psicólogos y el resto de las especialidades remando juntos para mejorar la vida de unos pacientes que de verdad nos necesitan. Y de una enfermedad rara, a una común. ¿Cuál es el mayor avance en dermatitis atópica? ¿Ha cambiado el perfil desde sus comienzos como MIR a la actualidad? Sin duda estamos viviendo una verdadera revolución en el tratamiento de la dermatitis atópica, ¡y ya era hora! La posibilidad de tratar a los pacientes —en concreto, a los niños— con fármacos realmente indicados, con la dosis adecuada, con estudios de eficacia y de seguridad es una novedad en pediatría. Hay motivos para ser optimistas. Tanto los biológicos como las moléculas pequeñas (JAKi) son capaces de modular —y, por qué no, «resetear»— el sistema inmunitario de nuestros pacientes más graves de dermatitis atópica. Por fin, vemos posible cambiar el curso de una enfermedad con terapias seguras y eficaces. El tiempo, el uso en la vida real, nos mostrará el perfil de pacientes idóneos para cada tratamiento y el momento de iniciar y de parar. Se abre un camino apasionante; de verdad, estoy deseando recorrerlo. Pese a su valía y reconocimientos, no tiene enemigos. Médicos, pacientes, sanitarios en general, todos le aprecian. Cuénteme la clave de su éxito. Nunca lo había pensado, la verdad, pero no tengo enemigos porque nunca he agredido, ninguneado, humillado, despreciado… a ningún compañero. Soy consciente de que soy un dermatólogo con visibilidad —no sé si éxito—, y esto, sin duda, se debe a mi trabajo en un gran hospital, a mi trabajo diario en la consulta y a mi gusto por la divulgación. Me considero muy afortunado y agradecido por las muestras de cariño que recibo en los congresos, reuniones… Tengo la suerte, la gran suerte, de ver lo mejor de cada persona; admiro de verdad a muchos de nuestros compañeros, me gusta cómo investigan, cómo presentan, cómo tratan a los pacientes… y permitidme un consejo… ¡decídselo! Y, por último, ¿le queda tiempo para tener aficiones ajenas a la profesión? Siempre hay tiempo, aunque, a veces, no sé de dónde lo saco. Soy padre de tres hijos y esto ya supone una inversión de tiempo, siempre menos que el necesario o que el deseado. Si volviera atrás, sin duda, dedicaría mucho más tiempo a ellos; no hay nada más satisfactorio que un abrazo de tu hijo. Tengo muchas otras aficiones e inquietudes. Me gusta el deporte; de momento solo puedo correr (dichoso tiempo). Me encantan los animales —de hecho, vivo con cuatro gatos y un perro—, y la jardinería: los domingos por la mañana, cavo, podo, siembro, trasplanto… Soy lector; prefiero un libro a una serie, pero también he sucumbido a alguna de ellas. Hay un rinconcito en mí que se siente artista: me gusta dibujar, pintar, construir, hago mis pinitos en la escultura con materiales de desecho… y esto solo es el principio… Entrevista realizada por: Aurora Guerra-Tapia

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