Más Dermatología, nº. 43

Más Dermatol. 2023;43:5-8 doi:10.5538/1887-5181.2023.43.5 7 ARTÍCULO DE REVISIÓN El síndrome del trabajador quemado y su implicación en dermatología Martínez García E et al. de ocio y realización extralaboral. Estas actividades gratificantes en el plano personal actúan como protectoras frente al desarrollo del síndrome de trabajador quemado y, viceversa, su ausencia hace al trabajador más propenso a «quemarse»9. En esta esfera personal, se encuadran también las actividades familiares y sociales; un círculo íntimo en el que apoyarse resulta beneficioso para prevenir (y, en su caso, afrontar) cualquier dificultad, incluida la depresión y el síndrome del trabajador quemado. Existe una relación bidireccional entre la vida personal/familiar/social y la vida profesional. Por un lado, es frecuente que personas muy implicadas en su trabajo lleguen a descuidar su ocio y sus relaciones con otras personas, hasta el punto de verse profundamente deterioradas. Por otro lado, no es raro que personas que tienen una pobre vida personal y familiar se vuelquen en el trabajo como una vía de escape. En estos casos, un revés laboral puede suponer el desmoronamiento del proyecto de vida. Esto ha llevado a que, entre los medios propuestos para prevenir el síndrome del trabajador quemado, algunos autores hayan apostado por fomentar las reuniones y actividades fuera del entorno laboral5,8. IDENTIFICAR LOS PRIMEROS SÍNTOMAS ES PRIMORDIAL PARA PREVENIR EL PROBLEMA En el inicio del síndrome del trabajador quemado, nos encontramos con un profesional muy implicado y motivado. El estrés laboral, motivado por la autoexigencia o las expectativas del trabajador, o por la presión de los superiores, conduce a un agotamiento psicológico, una apatía en la relación con los compañeros y los pacientes, y una frustración con los resultados en el trabajo. Si no se identifica el inicio de estos síntomas, se acabará, indefectiblemente, desarrollando el síndrome del trabajador quemado3. Cuando estos síntomas aparecen, la actitud del trabajador es, habitualmente, obviarlos, por atribuirlos a cuestiones coyunturales que mejorarán con el paso del tiempo. Esta actitud procrastinadora, profundamente arraigada en la psicología humana, resulta totalmente contraproducente en este caso. Ante la presencia de un problema (en este caso, psicológico), si no se adopta una actitud positiva y se buscan soluciones, la tendencia rara vez será hacia la mejoría, sino que su evolución normalmente cursa hacia el agravamiento. LAS CONSECUENCIAS DEL MÉDICO QUEMADO El desarrollo del síndrome del trabajador quemado resulta dañino a múltiples niveles. En el ámbito profesional, la consecuencia más grave es, probablemente, la pérdida de la satisfacción en la relación con los pacientes y, consiguientemente, el deterioro de la relación médico-paciente3,6. Esta relación es el pilar de la práctica de la medicina, constituyendo el motivo por el que muchos médicos se introdujeron en la profesión en primer lugar, y tiene un gran valor terapéutico en sí misma. Numerosos estudios demuestran que los pacientes prefieren ser atendidos por médicos empáticos y con capacidad de escucha. Un deterioro en la relación y comunicación médico-paciente lleva a una pérdida de la capacidad para identificar las preocupaciones, los temores y las expectativas de nuestros pacientes10. Esto, a su vez, inhabilita en gran medida al médico para ofrecer respuestas que resulten satisfactorias a los pacientes y, lógicamente, lleva a unos malos resultados terapéuticos. EL BURN-OUT EN LA DERMATOLOGÍA Como dermatólogos, tenemos una de las especialidades más deseadas (y, tal vez, envidiadas) entre nuestros colegas, y existen no pocas razones para ello. Sin ánimo de ser exhaustivos: la amplitud de nuestra especialidad hace que sea difícil no encontrar un área en la que cada uno se sienta cómodo, no tenemos guardias hospitalarias, somos punteros en investigación y uso de nuevas terapias, conseguimos una mejoría visualmente perceptible en la mayoría de nuestros pacientes, etc.

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