Más Dermatología, n.º 46

Más Dermatol. 2024;46:29-32 doi:10.5538/1887-5181.2024.46.29 29 MANEJO PRÁCTICO INTRODUCCIÓN Las verrugas víricas (o simplemente verrugas) son una infección cutánea muy frecuente en la infancia producida por el virus del papiloma humano (VPH). Se transmiten por contacto directo y pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluida la región genital, sin que ello signifique necesariamente que el contagio haya sido por vía sexual1. Las verrugas pueden adoptar diferentes formas clínicas según la localización anatómica, y su diagnóstico es predominantemente clínico, siendo la inspección visual de la lesión el método más común1. Las verrugas vulgares, o verrugas comunes (VC) se presentan como lesiones abultadas (pápulas, nódulos o tumor epidérmico) de superficie rugosa, que habitualmente asientan en zonas de roce o fricción por el fenómeno pseudoisomórfico de Koebner, según el cual la aparición de las lesiones responde a la siembra en los tejidos circundantes de agentes infecciosos asociados a la aparición de la lesión primaria. En niños, la zona periungueal es característica, así como las rodillas, las manos y las plantas de los pies (verrugas plantares [VP]). Estas últimas son lesiones hiperqueratósicas no excrecentes y dolorosas a la palpación, sobre todo al pellizcamiento. Las verrugas planas son lesiones papulosas de pocos milímetros de diámetro, de superficie plana y poco queratósica, de color amarillento, aisladas o reunidas en pequeños grupos, y que afectan, sobre todo, a la cara en los niños. Suelen desaparecer tras varios años, apareciendo eritema y prurito en la zona varias semanas antes. Las verrugas filiformes afectan de manera casi exclusiva a las zonas periorificiales de la cara como lesiones afiladas con un extremo queratósico. Las verrugas genitales o condilomas surgen habitualmente como lesiones excrecentes, con márgenes recortados («crestas de gallo») y suelen ser asintomáticas2. La epidermodisplasia verruciforme es una genodermatosis autosómica recesiva con una sensibilidad de la epidermis a la infección por unos tipos concretos de VPH. Las lesiones tienden a transformarse en carcinomas espinocelulares cuando actúan cocarcinógenos como la radiación ultravioleta. Se presentan como una serie de elementos papulosos, similares a las verrugas planas, en la cara y el dorso de las manos3. Cuando existen dudas clínicas o el diagnóstico de la infección por el VPH tiene repercusión en el manejo terapéutico, o en caso de lesiones mucosas con sospecha de abuso sexual, se puede recurrir a la toma de muestra Diagnóstico diferencial de las verrugas en pediatría Laura Padilla España Especialista en dermatología. Hospital Universitario Puerta del Mar. Cádiz. RESUMEN Las verrugas víricas en la infancia representan un motivo de consulta frecuente. En función de su localización anatómica, tiempo de evolución y el genotipo del virus del papiloma humano responsable de estas, pueden adoptar un aspecto clínico diferente. Existen otros tipos de lesiones cutáneas y dermatosis que pueden presentar similitudes clínicas con las verrugas víricas —especialmente, en la edad pediátrica—, y que pueden plantear un reto en su diagnóstico diferencial; de ahí la importancia de saber reconocerlas para poder adoptar una adecuada actitud terapéutica.

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