Más Dermatología, n.º 46

Más Dermatol. 2024;46:3-4 doi:10.5538/1887-5181.2024.46.3 3 EDITORIAL Calidad de vida en la hiperhidrosis focal primaria Podríamos definir la hiperhidrosis (HH) como el «aumento de la secreción de sudor, más allá de lo requerido para las necesidades termorreguladoras»1,2, aunque algunos autores simplemente la definen como una «sudoración excesiva, que interfiere en las actividades de la vida diaria». Por otro lado, la HH puede ser generalizada, en la que se afecta toda (o la mayor parte) de la superficie cutánea, o —mucho más frecuentemente— localizada (focal), donde se circunscribe a una o varias áreas concretas, siendo las más comúnmente afectadas las axilas —debido a la gran cantidad de glándulas sudoríparas existentes en esta zona y su sensibilidad tanto al calor como al estrés—, y otras zonas habituales las plantas y/o palmas y la cara/cuero cabelludo1,3. En el caso de la HH focal, normalmente no se encuentra una causa evidente del exceso de sudoración, por lo que hablamos de una HH primaria, si bien se piensa que tiene su origen en una hiperactividad simpática con aumento de la respuesta sudomotora periférica, y con componente genético asociado3. Existen una serie de criterios diagnósticos de HH focal primaria (HFP), propuestos por Walling y modificados por Hornberger y, si estos se cumplen, no estaría indicado realizar otras pruebas diagnósticas. Así, para llegar al diagnóstico de HFP, deberíamos encontrarnos ante una HH focal visible, excesiva respecto a las necesidades de termorregulación, con duración del cuadro superior a seis meses, y en la que estén presentes, al menos, cuatro de las siguientes siete características: 1) afectación primaria de áreas de gran densidad de glándulas ecrinas como axilas, palmas, plantas o área craneofacial; 2) sudoración bilateral y relativamente simétrica; 3) edad de aparición por debajo de los 25 años; 4) episodios presentes, al menos, una vez a la semana; 5) antecedentes familiares positivos de HFP; 6) ausencia de sudoración excesiva durante el sueño; 7) repercusión en las actividades de la vida diaria3. Por otro lado, ante una HH generalizada o asimétrica, de inicio en la edad adulta, y/o que esté presente durante el sueño, debe descartarse una HH secundaria, con pruebas dirigidas según los signos y síntomas, tras realizar una historia clínica completa. La HH presenta una alta prevalencia, afectando, aproximadamente, al menos al 5 % de la población general1,3,4, y es bien sabido que puede afectar sobremanera a quien la padece e, incluso, a sus convivientes, y merece, al menos, la misma atención que otros trastornos dermatológicos bien conocidos1. De hecho, es un hecho consabido que la HH puede afectar significativamente a la salud mental, asociándose con frecuencia a síntomas depresivos, ansiedad y afectando a la autoestima1,3,4. Además, se asocia a Francisco Javier del Boz González Servicio de Dermatología. Hospital Regional Universitario y Hospital Materno-Infantil de Málaga.

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