Más Dermatol. 2022;Suppl 1:S2-S3 doi:10.5538/1887-5181.2022.S1.S2 3 EDITORIAL Hablemos de uñas Guerra-Tapia A Y no es de extrañar: las uñas protegen la parte dorsodistal de los dedos de manos y pies; en las manos, forman parte del órgano del tacto facilitando la aprehensión de los objetos, son imprescindibles en el rascado y cosquilleo, convirtiéndose de esta manera en un recurso emocional, y son un arma natural rudimentaria que permite la defensa mediante arañazos. En los pies, actúan en la biomecánica de la deambulación favoreciendo una marcha correcta. Y, tanto las de las manos como las de los pies, son un elemento ornamental que contribuye al buen aspecto del conjunto del ser humano. Si somos observadores, veremos que las uñas hablan de la personalidad del individuo, de la meticulosidad de su higiene, de su profesión y sus aficiones, de la sofisticación o la naturalidad con que desea presentarse a los demás e, incluso, de sus manías o defectos. Pero a menudo las uñas se alteran y se convierten en frecuente causa de consulta al dermatólogo. El principal motivo está constituido por las uñas frágiles de las manos, sobre todo en las mujeres5 y en los varones de edad6. Los signos más frecuentes son el despegamiento desde el borde libre de la lámina ungueal —onicólisis— y la exfoliación en láminas horizontales distales —onicosquicia— a partir del extremo libre de la uña. El paciente tiene además la impresión subjetiva de ausencia de crecimiento de las uñas debida a la fragmentación constante, aunque inadvertida y aparentemente espontánea, del borde de la lámina ungueal. Pero no es la estética la única motivación para consultar por unas uñas frágiles. También lo es la dificultad para muchas de las actividades rutinarias, por ejemplo: vestirse, ya que las uñas se enganchan en los tejidos delicados (medias o camisas de seda), peinarse (pues se enredan los cabellos largos en los bordes de la uña) o acariciar una piel a la que pueden arañar con suma facilidad. Por otra parte, cualquier uña alterada facilita la aparición de infecciones. En la fragilidad de las uñas, además de la edad, la profesión, las aficiones y los hábitos higiénicos, influyen otros factores: el constante contacto con agua, algunos fármacos de administración sistémica (citostáticos, antiinflamatorios o retinoides), carencias nutricionales por dietas estrictas, pérdidas menstruales intensas que favorecen la ferropenia, el contacto frecuente y cercano con sustancias químicas (lejía, detergentes, disolventes o acrilatos) o a distancia (cosméticos para el cabello, depilatorios y exfoliantes), la radiación ultravioleta unida a menudo a fotosensibilizantes tópicos o sistémicos, traumatismos por agresiones mínimas (como las producidas por el uso del teclado del ordenador, o al tocar el piano o la guitarra), trastornos emocionales que atacan a las uñas directamente (onicofagia u onicodistrofia por tics) y, por supuesto, las patologías que la uña padece por enfermedad local o sistémica. Por ello, creo que es necesario que hablemos de uñas, que las reconozcamos como un aliado de la salud física y mental al que hay que cuidar y mimar. Dicen los expertos que eso nos hará más felices. BIBLIOGRAFÍA 1. Jáuregui-Lobera I, Bolaños-Ríos P. Body image and quality of life in a Spanish population. Int J Gen Med. 2011;4:63-72. 2. Guerra-Tapia A, Asensio-Martínez Á, García-Campayo J. The emotional impact of skin diseases. Actas Dermosifiliogr. 2015;106(9):699702. 3. WHOQOL Group: Study protocol for the World Health Organization project to develop a Quality of Life assessment instrument (WHOQOL). Quality Life Res. 1993;2:153-9. 4. Gupta MA, Gupta AK, Johnson AM. Cutaneous body image: empirical validation of a dermatologic construct. J Invest Dermatol. 2004;123(2):405-6. 5. Reinecke JK, Hinshaw MA. Nail health in women. Int J Womens Dermatol. 2020;6(2):73-9. 6. Maddy AJ, Tosti A. Hair and nail diseases in the mature patient. Clin Dermatol. 2018;36(2):159-66.
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