Más Dermatología, n.º 37

Más Dermatol. 2022;37:3-4 doi:10.5538/1887-5181.2022.37.3 4 Editorial La dermatología estética en España en el siglo xxi Sánchez Viera M. relleno, láseres, toxina botulínica y procedimientos quirúrgicos estéticos, como la liposucción o la blefaroplastia, eran desarrollados, perfeccionados y difundidos por dermatólogos, con altos estándares de calidad y seguridad. La misma cultura me encontré en países latinoamericanos como Brasil, Colombia, Argentina… El espíritu científico, crítico e investigador, parte del carácter y la formación del dermatólogo, se aplicaba también con rigor a la estética. Con ese espíritu, afronto mi tarea de coordinador del GEDET. Apoyar el desarrollo de una dermatología estética basada en la evidencia, seria y científica. El dermatólogo debe liderar en nuestro país esa estética creciente y demandada por nuestra sociedad, guiada por la excelencia y la seguridad del paciente. Ha sido una pequeña satisfacción personal haber escuchado a la Ministra de Sanidad, inaugurando nuestro congreso del GEDET de Málaga, apoyar ese papel de liderazgo del dermatólogo. El joven residente que inicia sus pasos hoy en dermatología tiene claro que la nuestra es una especialidad médica, quirúrgica y estética. Por eso, debe ser tarea de todos consolidar ese trípode. Hay muchas acciones en marcha para ello. La estética es la cara más joven, pero con más proyección, en la práctica privada actual. También donde más confrontación con otras profesiones médicas e intrusismo (esteticistas, enfermeros, farmacéuticos…) encontramos. La consolidación debe ser hacia dentro y hacia afuera. Hacia dentro, afianzando la formación en dermatología estética, no solo en cursos y másteres (que también), sino en rotaciones regladas en centros acreditados en las distintas técnicas, durante la residencia y/o al final. Esa acreditación y esa rotación debe tener un reconocimiento oficial, tanto por la administración sanitaria como por la académica. Del mismo modo que deben tener un reconocimiento oficial los procedimientos estéticos incluidos en la cartera de servicios de la dermatología. La consolidación de la dermatología estética hacia el exterior hemos de conseguirla a base de comunicación. Comunicación con el paciente en la consulta, en los medios, en las redes sociales. En resumen, comunicación con la sociedad. La posibilidad de añadir el término «estética» a nuestro título es una opción que cuenta con el apoyo de muchos dermatólogos. Personalmente, creo que el título «dermatólogo», sin más adjetivos, debería ser suficiente. Así lo es en muchos países. Sin embargo, podría ser de ayuda para consolidar la estética, como en su día lo fue la inclusión de «médico-quirúrgica» para consolidar la cirugía en la especialidad. Pero no nos engañemos, se incluya o no el término «estética» en el título, los factores determinantes serán la formación, la comunicación y el reconocimiento oficial de las instituciones de la dermatología estética como parte de la especialidad. Aún hoy, en algunas comunidades autónomas, no es suficiente el título de dermatólogo para poder inyectar legalmente toxina botulínica en la práctica privada, exigiéndose una acreditación complementaria de cursos o másteres. Tengamos claro el destino, y busquemos los caminos más útiles para alcanzarlo.

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