Más Dermatología, n.º 39

Más Dermatol. 2022;39:13-15 doi:10.5538/1887-5181.2022.39.13 14 MI PACIENTE ES… Sensibilización a acrilatos Tous Romero F cuidado de las manos (uso habitual de emolientes, guantes, etc.), y pautamos una crema de mometasona. Practicamos una biopsia cutánea periungueal, observándose hiperqueratosis con espongiosis intraepitelial, sin infiltrado en banda ni borramiento de la interfase, todo ello sugestivo histológicamente de eccema. Con las técnicas de la reacción de PAS (ácido peryódico de Schiff) y la tinción de Grocott, no se observaron estructuras fúngicas. En ese momento, pautamos una laca de uñas de clobetasol al 8% y citamos a la paciente para la realización de pruebas epicutáneas con el planteamiento principal de un eccema de contacto. Se llevaron a cabo las pruebas epicutáneas con la batería estándar del GEIDAC (Grupo Español en Investigación de Dermatitis de Contacto y Alergia Cutánea) y la batería de acrilatos (Chemotechnique Diagnostics; Vellinge, Suecia), siendo la lectura a las 72 y a las 168 horas positiva para metacrilato de hidroxipropilo al 2% (++) y metacrilato de 2-hidroxipropilo al 2% (++). Con ello, llegamos al diagnóstico de eccema de contacto alérgico a acrilatos, con distrofia ungueal asociada. A los tres meses, tras evitar el contacto con acrilatos y manteniendo el uso de la laca de uñas con clobetasol, presentó una importante mejoría, con la resolución casi completa de las alteraciones ungueales, y cediendo las molestias que presentaba (fig. 3). incluyendo la fabricación de aislantes eléctricos, pinturas, adhesivos y tintas de impresión. Además, se utilizan en la fabricación de múltiples dispositivos médicos, entre los que se encuentran las bombas de insulina, el cemento óseo, los audífonos, las prótesis dentales y los empastes, así como algunos tipos de esparadrapos y apósitos de úlceras. De forma reciente, destaca el empleo de los acrilatos con fines cosméticos, observándose un importante aumento de sensibilización a estos debido al uso de esmaltes permanentes y semipermanentes, así como «uñas de gel». Los acrilatos se aplican sobre las uñas mediante un barniz en forma de monómeros acrílicos y, posteriormente, se somete a las uñas a una fuente de luz para formar un polímero (lo cual las endurece). Los monómeros son los responsables de la mayoría de los eccemas de contacto alérgico a acrilatos. Una vez completado el proceso de polimerización, debido a su elevado peso molecular, dejan de tener capacidad de sensibilización. La realización de la técnica de forma inadecuada o sin la protección precisa puede dar lugar al desarrollo de una sensibilización a estos compuestos, así como la persistencia de monómeros en condiciones deficientes de polimerización. Cuando el eccema de contacto a acrilatos se desarrolla en las esteticistas que realizan el procedimiento, su diagnóstico habitualmente es más sencillo, ya que, en numerosas ocasiones, son ellas las que relacionan el empeoramiento de los síntomas con la realización de los procedimientos. Sin embargo, en el caso de las usuarias, tal y como ocurría con nuestra paciente, no siempre lo relacionan de forma tan clara. Resulta, por ello, de gran importancia sospecharlo ante eccemas de localización periungueal en usuarias de estos procedimientos (que, a veces, también afectan a otras localizaciones de piel fina, que puedan entrar en contacto con los monómeros acrílicos a través de un mecanismo de trasferencia pasiva o aerotransportado). La sospecha y confirmación diagnóstica de una sensibilización a acrilatos es fundamental. Por un lado, como ocurría en nuestra paciente, por la importante afectación que puedan tener las lesiones cutáneas producidas en la vida de la paciente, con las molestias asociadas, y la interferencia laboral. FIGURA 3. Mejoría de las lesiones a los tres meses. Los acrilatos constituyen materiales plásticos formados por la polimerización de monómeros derivados del ácido acrílico1-3. Sus usos son numerosos,

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