Más Dermatol. 2022;40:17-20 doi:10.5538/1887-5181.2022.40.17 18 LA ENTREVISTA AL EXPERTO Aurora Guerra-Tapia: la alopecia de la mujer mente y en la calidad de vida (dermatología psiquiátrica), y la sufre la mujer con mayor detrimento emocional que la mayoría de los hombres. De hecho, el cabello es el único parámetro físico ornamental que es fácilmente modificable a placer por el propio sujeto, siendo la mujer la que utiliza los recursos con mayor profusión. La alopecia dificulta el placer o la necesidad de teñirlo, moldearlo, alisarlo o recortarlo, utilizando esta arma de seducción para aumentar su autoestima. ¿Cuál es el prototipo de mujer con alopecia que ve en sus consultas? No existe un modelo único. A menudo, acude la mujer joven, en edad fértil, en la que la alopecia androgénica está infradiagnosticada o tratada con pocos medios. «Ese cabello es normal. Tiene una preocupación excesiva» es la respuesta que algunas mujeres reciben cuando consultan. Pero es en los comienzos cuando el tratamiento tiene más eficacia, evitando que lleguen las situaciones terminales, en las que es más difícil avanzar. Además, en muchas ocasiones, la alopecia es el banderín que señala enfermedades ocultas y trascendentes, como el síndrome del ovario poliquístico, la resistencia a la insulina, el síndrome metabólico, carencias nutricionales, hábitos insalubres... Salvar el cabello puede suponer salvar la salud. Otro gran grupo es el de mujeres algo más mayores, en las que aparece la alopecia frontal fibrosante —enfermedad cicatricial y, por tanto, devastadora—, en cuyo caso, es imprescindible iniciar la terapéutica cuanto antes, al menos, para no empeorar. El cabello retrocede, y la zona frontal es cada vez más amplia, llegando a un punto en que el camuflaje es imposible. No es despreciable la cantidad de mujeres con alopecia areata, que puede aparecer a cualquier edad y evolucionar de forma impredecible. Es una enfermedad autoinmunitaria, en la que los factores psicológicos desempeñan un gran papel como desencadenantes de la clínica. Pero también, muy a menudo, esos trastornos —depresión, ansiedad, insomnio, angustia— surgen más como consecuencia que como causa. Las formas leves se recuperan muchas veces de forma espontánea. Pero las más intensas —la alopecia areata universal— pueden ser para toda la vida. Más fácil es el caso de las alopecias difusas, agudas o crónicas —es decir, el efluvio telógeno—, en las que un estrés físico o psíquico es la causa detonadora. El pronóstico es muy bueno, y la recuperación suele ser habitual una vez superada la causa estresante, pudiendo ser mejorada con tratamientos específicos en función del origen reconocido. No hay que dejar en el tintero las alopecias que comienzan tardíamente, en la posmenopausia, fruto de la involución senil, pero también, muchas veces, favorecidas por el tratamiento con fármacos que producen caída de pelo: retinoides, citotóxicos, anticoagulantes, y otros muchos con acción nefasta sobre el cabello. La historia clínica rigurosa, como siempre, es fundamental. Y no quiero olvidar los restantes tipos de alopecia —decenas de diagnósticos—, que, no por ser menos frecuentes, requieren menor atención. Muy al contrario. Dan para escribir todo un tratado. ¿Cuáles son los principales tratamientos para la alopecia androgénica de la mujer? Los tratamientos médicos para la alopecia androgénica femenina son complejos, porque siempre están implicadas las hormonas sexuales, tanto por su exceso como por un mayor aprovechamiento por parte de los receptores. Esta implicación existe aun con cifras normales de andrógenos circulantes en los análisis de sangre. Esa situación, a veces, es poco comprendida por las pacientes. «Si mis análisis son normales, ¿por qué ese efecto negativo de los andrógenos en mi pelo?», me preguntan. Y de forma sencilla les respondo que, igual que entre dos personas que comen la misma cantidad de alimento, solo una de ellas lo aprovecha más que la otra y engorda, así ocurre con las hormonas: se aprovechan más debido a los receptores que las reciben. La inducción de pelo terminal a velloso y, finalmente, atrófico está mediada por los andrógenos, en las zonas del cuero cabelludo donde existen mayor nú-
RkJQdWJsaXNoZXIy MTAyMDQzMg==